Estilos de apego

Conductas de Apego, ¿Cómo generarlas?

¿Qué son las conductas de apego?

Tanto las madres como los padres persiguen un objetivo principal en la educación de sus hijos: que sean felices. El objetivo está claro pero el cómo conseguirlo no es tan sencillo y no siempre sabemos cómo hacerlo. Las conductas de apego tienen como objetivo garantizar la protección y asegurar los cuidados necesarios para la supervivencia.

Desde que nacemos, estamos biológicamente orientados a buscar seguridad y protección. Los bebés suelen presentar determinadas conductas como el llanto y el seguimiento visual para demandar atención o proximidad de sus cuidadores, especialmente en experiencias que percibe como de malestar o amenaza.

Para que el apego se establezca, se debe dar, además del cuidado físico y la alimentación, una conexión emocional con la figura de apego (cuidador). Esa conexión emocional será la base sobre la que se armará el mundo socioemocional y cognitivo del niñ@.

El estilo de apego que hayamos generado desde los primeros momentos de nuestras vidas y en la infancia, nos acompañará a lo largo de nuestras vidas y se activará en cada experiencia que vivenciemos como malestar, amenaza, tranquilidad, compañía… A mayor solidez durante este proceso de apego, mayor será la seguridad que tendrá el niño para explorar su entorno y confiar en otras personas.

¿Qué construimos en nuestros hijos a través del apego?

Según Bowlby (1986), quien desarrolló los estilos de apego, estas experiencias tempranas de interacción con los cuidadores permitirán la construcción de “modelos operativos internos”, es decir, de representaciones cognitivas, emocionales y conductuales sobre sí mismo, el entorno y los otros.

Llamamos “representaciones” a las creencias construidas a partir de las interacciones con el ambiente. Un niño que no se ha sentido cuidado no se sentirá seguro. vivirá en constante estado de alerta y temeroso de su entorno. Le costará confiar en los demás y en sus propios recursos. Se mostrará poco interesado en explorar e inseguro con sus interacciones sociales.

¿Cómo generar esa conexión emocional?

Se trata de responder a la demanda del niño con disponibilidad, intentando sintonizar afectivamente para comprender qué le sucede y responder a ese pedido.

Compartimos con Ustedes, algunas conductas que van a promover un apego seguro:

  1. Transmitirles protección y seguridad: la característica que mejor nos define como especie en el momento de nacimiento es la inmadurez. Somos el animal que nace más inmaduro y el que más tiempo necesita para valerse por sí mismo. Por esa razón resulta imprescindible que, ante la inmadurez del recién nacido, haya, al menos, una persona que se encargue de darle protección, seguridad y cariño.
  2. Ponerles límites de forma sensible: el establecimiento de límites en los niños es un aspecto fundamental en cualquier familia. Cuando decimos “no” a nuestros hijos  y les damos una explicación coherente y sensible, les estamos diciendo implícitamente “no te dejo hacer esto o aquello porque te quiero”. Aunque nos cueste denegarles algo, es imprescindible el establecimiento de límites para su correcto desarrollo y autoestima.
  3.  Sintonizar emocionalmente con ellos: Debemos identificar bien y de forma precisa lo que necesitan o la emoción que están experimentando. La empatía es una herramienta muy útil en estas situaciones.
  4. Respetar y permitir la expresión de sus emociones: por todo ello, es imprescindible que seamos respetuosos con las emociones que están experimentando nuestros hijos y que permitamos la expresión de las mismas. Cualquier emoción que sientan nuestros hijos es válida, pero no toda conducta asociada debe ser permitida o aceptada.
  5. Mostrarnos disponibles: para que los padres y las madres puedan llevar a cabo estas funciones, deben mostrarse presentes y disponibles. Es importante mostrar una actitud positiva y respetuosa con el niño o niña, entendiendo que el proceso de aprendizaje es una carrera de fondo que requiere de mucha paciencia y perseverancia.
Tener una mirada incondicional

El resumen de todos los puntos que hemos descrito es lo que conocemos como mirada incondicional. Queremos a nuestros hijos por el simple hecho de que son nuestros hijos. No hay ningún condicionante que haga subir o bajar nuestro cariño o amor hacia ellos. No queremos más a nuestros hijos por el hecho de que saquen mejores notas ni les queremos menos por el hecho de haber roto algo o pelearse con algún amigo.

La base segura que aporta tu disponibilidad y tu amor incondicional es ese refugio adonde tu hijo o hija va a regresar cada vez que lo necesite, aun siendo adulto, aun cuando ya no estés para protegerlo.

¿Te gustaría saber más sobre estilos de apego y cómo generar una crianza positiva y respetuosa? Te recomendamos el libro de la Licenciada Valeria Becerra, Psicoguía para padres, claves para una crianza exitosa, de Ediciones Urano.