¿Cómo aprenden los niños?

La palabra convence, pero el ejemplo arrastra…

¿Por qué es importante saber cómo aprenden conductas significativas los niños y adolescentes? Porque si sabemos cómo aprenden los chicos, tenemos más oportunidades y herramientas, para que este aprendizaje sea más fácil, armónico y efectivo, ya sea en cuarentena, como en la “nueva normalidad”. Si sabemos cómo nuestros hijos aprenden, cuándo y cuánto aprenden de nosotros, podemos estar más atentos y cuestiones cotidianas que, aunque para nosotros pasen desapercibidas, para ellos son foco de plena atención. Y es un buen modo, en este año en que somos padres y docentes, tener herramientas para facilitar este proceso de escolaridad virtual.

Los primeros maestros, en el sentido de las personas que enseñamos a niños, somos los adultos significativos para ellos (mamá, papá, cuidadores). Tenemos diferentes modos de aprender conductas significativas, y estos modos los utilizan tanto bebés, niños, adolescentes, como los adultos:

  • Modelado de conductas: Aprendizaje por observación e imitación de modelos. Es el aprendizaje mediante la observación y la imitación por parte del niño o adolescente de conductas que los adultos de su entorno o pares realizan de manera directa para enseñarle o bien de manera espontánea. Es un aprendizaje basado en el modelo.

Hay dos elementos que influyen en la posibilidad de realizar conductas a través de la observación e imitación de un modelo:

  • La reproducción: tener las habilidades necesarias para imitarlo (físicas, edad, comprensión, etc.);
  • La motivación: la conducta a imitar tiene que ser motivante por sí misma (refuerzo intrínseco) o bien una conducta que me permita acceder a un reforzador (cepillarme los dientes antes de acostarme y que me cuenten un cuento).

Cuando hablamos de modelado de conductas podemos analizarlas desde:

  • El niño: Quien puede aprender a través de un modelado pasivo (observando conductas de los demás) o bien a través de un modelado activo (imitándolas luego de verlas);
  • El adulto: muestra un video, anécdota, indicación sobre lo que quiere que el niño realice o bien realiza un “modelado encubierto” mencionando lo que espera que el niño o adolescente no haga. Es importante tener en cuenta que los adultos constantemente “mostramos” modelos a imitar, en nuestros modos de relacionarnos con ellos, con otros adultos, nuestro trabajo, los quehaceres de la casa. Si un papá o mamá se dirige de un modo violento hacia su pareja o hijos, ellos pueden internalizar la idea de que “ese” es el modo de relacionarse, porque si un ser significativo para él/ella lo hace, “es el modo en que hay que hacerlo”
  • Moldeamiento: Aprendizaje basado en el paso a paso, donde el adulto acompaña los movimientos que el niño debe realizar a través de la técnica de “mano sobre mano”. Un ejemplo de este tipo de aprendizaje es enseñar a escribir tomando la mano del niño y acompañando los movimientos necesarios para realizar las diferentes letras, enseñarle a limpiarse la cola luego de defecar, etc.
  • Reforzamiento: Consecuencias de los padres que buscan aumentar o disminuir una conducta del niño/adolescente a través de felicitaciones, premios, o bien a través de dejar de hacer. Por ejemplo, por modelado (imitación) un niño puede probar verduras, porque ve que sus papás las consumen. Pero si quiero que incremente su consumo, a través del uso de un reforzador puedo lograrlo (¡si comes todo el plato, elegís el postre!).
  • Economía de fichas: sistema de puntos para obtener premios en forma diferida premios por x conducta realizada (buenas notas en la escuela, juntar los juguetes, colaborar con los quehaceres domésticos). Es importante que el premio a obtener (tanto tangible como intangible) esté predeterminado, sea equilibrado a lo que se pide que el niño haga.

Tanto para reforzadores como para economía de fichas siempre es mejor priorizar tiempo compartidos, abrazos, actividades por sobre reforzadores tangibles.

  • Extinción: dejar de dar feedback a conductas que queremos que dejen de estar. Por ejemplo, si un niño grita, llora para pedirnos algo, y lo miramos, lo retamos, gritamos más que él, estamos reforzando esa conducta. Si en cambio, lo que buscamos es que el niño pida lo que quiere de un modo más asertivo, más funcional socialmente, en un tono de voz moderado, no dar respuesta al grito, es un modo de realizar extinción. Extinción de conductas no es lo mismo que ignorar, ya que extinción en un modo activo de no dar respuesta, ignorar es más bien, no registrar que la conducta está sucediendo.
  • Aprendizaje por causa/efecto, intuitivo: el uso del celular en niños generalmente se da por este medio, ya que es el sistema en el que aprenden los niños más chicos.

Primera infancia: Los bebés aprenden a través de pautas básicas a través de la imitación (sonidos, movimientos, juegos). Ej: sonidos, palabras, juegos funcionales (cocinar, bailar, cantar, etc.), juegos simbólicos (asumir roles, juegos de rincones del jardín). En los primeros años, los bebés y nenes chiquitos son súper observadores y reproductores de conductas, gestos, palabras, etc.

Edad escolar: En niños de edad escolar primaria, observamos el aprendizaje por modelado, observando a compañeros y otros adultos (maestros, profesores), por moldeamiento en la práctica de algunos deportes (patín, por ejemplo), reforzamiento (felicitaciones, premios, boletín escolar, trofeos, etc.), economía de fichas (premios diferidos en tiempo)

Adolescencia: En púberes y adolescentes se observa el aprendizaje de conductas (acciones, modos de hablar, pensar, dirigirse a otros) a través de modelos externos a los familiares (amigos, influencers, youtubers, etc.).

Es importante estar atentos a lo que los niños observan, escuchan, porque al ver que los adultos significativos lo dicen o hacen, ellos lo toman como correcto y como “ejemplo a imitar”

 Asimismo, es importante predicar  con el ejemplo, es decir, que haya coherencia entre lo que decimos y hacemos. Explicar que hay cosas que a nosotros nos generan las mismas emociones, dificultades y molestias que a ellos, pero que por algún motivo es importante hacerlas (mantener el orden de la casa, cumplir con las entregas escolares, etc.).

Es cierto que ésto no es tarea sencilla, que muchas veces podemos sentirnos presionados a tener que “hacer todo bien” para que nuestros hijos hagan bien las cosas, y que esta idea podría ser hasta contraproducente. Entender que muchas veces les pedimos a los chicos que hagan cosas que nosotros tampoco tenemos ganas o motivación por hacer, que son necesarias a largo plazo (aprendizaje escolar), que a veces, expresamos nuestra disconformidad delante de nuestros hijos, y que si lo hacemos, podemos “reparar” explicando que es algo que a todos nos pasa, todos nos equivocamos, pero podemos repararlo. Decir que uno lo puede decir porque es grande, estaría más del lado de la invalidación, de no entender la emoción que al niño o adolescente le genera eso que se le pide que haga.

Los adultos también continuamos aprendiendo a través de estos sistemas de aprendizaje, de modo implícito, ejemplo de ello son: economía de fichas a través de juntar puntos en la tarjeta para obtener premios (reforzadores), imitación de modelos externos (comprar x producto porque en la publicidad quien lo tiene o consume se muestra feliz, exitoso, etc.).

Compartimos algunas estrategias para tener en cuenta:

  • Tomar conciencia de que niños y adolescentes aprenden sobre todo de nosotros, de lo que ven que hacemos, decimos, tanto el lenguaje verbal como no verbal;
  • Establecer pautas y normas para toda la familia, que sean acordes a la edad y el rol de cada integrante, reforzar las aproximaciones a lo que se pide, más allá de si lo logra o no, y que las consecuencias sean para todos
  • Ser honestos como  mamás y papás, exponiendo que a nosotros también a veces nos cuesta seguir pautas, incluso las que nosotros mismos planteamos,
  • Tomarnos el tiempo para enseñar con el ejemplo, para que el niño o adolescente nos vea “en acción” y pueda imitar nuestras acciones

¿Qué pasa si notamos que nuestra hija/o no aprende a través de estos modos? Si intentamos que nos imite sonidos, gestos, acciones, ¿y no lo hace? Hay niños que no logran aprender a través de los modos compartidos, o más convencionales, y que, realizando una consulta con un psicólogo, pediatra, etc. podrían evaluar cuál sería el mejor modo de enseñarle, a veces hay niños que se ven más beneficiados del aprendizaje explícito, ya que la imitación es más bien un aprendizaje espontáneo e implícito.

¿Qué pasa si no encuentro reforzadores/motivadores para que mi hija/o quiere o acceda a realizar lo que le pido? Observar sus conductas, tomar perspectiva para “evaluar” y listar sus intereses. Todos tenemos cosas que nos motivan más que otras.

Te gustaría saber más sobre este tema? Mirá el siguiente video de nuestro canal de Youtube , de una entrevista realizada por el Lic. Guido Enterberg (Cuidar Crianza) realizada a la Lic. Vanina Teti, haciendo click acá.

Dímelo y lo olvidaré, muéstrame y lo recordaré, involúcrame y lo aprenderé.