Terapia de Aceptación y compromiso en la crianza de niñxs y adolescentes con problemas de conducta

Introducción

Solemos observar en la atención clínica, que un importante porcentaje de las figuras parentales que afrontan problemas relacionados con la aparición y permanencia de conductas disruptivas en niños y adolescentes, se encuentran afectados por desórdenes emocionales, trastornos del estado del ánimo, ansiedad, dificultades en el control de los impulsos.

Por un lado, el estrés constante que deparan las interacciones aversivas con los niños afectados, las demandas de grupos sociales frecuentados (escuela, club, familia ampliada, etc.) constituyen desencadenantes de importancia para el desarrollo psicopatológico en los adultos responsables.

Por otra parte, se considera que los trastornos externalizantes de base neurobiológica como el TDAH y un amplio espectro de desórdenes en la regulación de las emociones tienen un importante componente hereditario (Barkley, 2014).

El entrenamiento a padres de niños y adolescentes con conductas disruptivas combinado con Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) permitiría superar las barreras cognitivas y emocionales que impiden el ejercicio flexible de las habilidades parentales.

¿En qué consiste la Terapia de Aceptación y compromiso?

El propósito de estos procedimientos se orienta al desarrollo de la regulación emocional y la flexibilidad psicológica en los adultos, permitiendo el manejo de sus propios pensamientos y emociones dolorosas suscitadas en las situaciones conflictivas, la toma de contacto directa con las prioridades de cada situación, una mayor empatía hacia los niños afectados y el ejercicio efectivo de las competencias provistas por los programas de orientación a padres.

 

¿Cómo se realiza este tipo de abordaje?

A través del desarrollo de una mayor flexibilidad cognitiva y del desarrollo de cualidades valiosas para cada persona como madre o padre.

Los valores son las cualidades que deseamos que tengan nuestras acciones. Constituyen la dirección para el desarrollo personal que elegimos y esta orientación opera como guía de nuestras conductas. La acción comprometida es el proceso de llevar a cabo los comportamientos guiados por valores aun cuando aparecen ciertos eventos privados como son los pensamientos, recuerdos, frases etc. que nos pueden generan malestar o nos invitan a evitar realizar la acción valiosa para no sentir la emoción incómoda que genera.

Frecuentemente los trastornos y/o problemas vinculares tienen un largo historial de desarrollo y podría llevar un tiempo antes de que los cambios en los comportamientos de los padres incidan en las conductas de los hijos. Debido a que las consecuencias de la implementación de estrategias por parte de los padres no siempre son reforzantes a corto plazo, asistir a los adultos significativos en el tener claridad de los valores a partir de los cuales desean orientar la crianza suele colaborar en la mejora de las estrategias que utilizan.

Con el tiempo las acciones comprometidas guiadas por esos valores tenderán a ser reforzadas por las consecuencias directas que nos brinda el contexto, es decir, la mejoría de las dificultades, el incremento de la alegría compartida y una mayor armonía en el vínculo.

Me gustaría compartir con Ustedes algunos ejercicios que nos ayudan a tener en claro cuáles son nuestros valores y cómo podemos hacerlos tangibles en acciones comprometidas.

Ejercicios para indagar valores parentales:

“Imagina que es tu cumpleaños número XX y que tu hijo/a siendo ya un adulto/a, dice tres cosas de vos como madre/padre que te llenan de orgullo. Sus palabras coinciden con las cualidades del tipo de madre/padre que quisiste lograr ser. ¿Qué cosas dice de vos en esa fiesta de cumpleaños futura?

 

Ejercicio para favorecer la toma de perspectiva parental (sirve para operacionalizar los valores en metas y conductas:

“En un mundo en el que fuera posible que eligieras qué tipo de vida tendría tu hijo, ¿Qué tipo de vida elegirías para él? ¿Y si pudieses ser espectadora de esa vida, qué verías?

“Imagínate que viajas en una máquina del tiempo hacia dentro de seis meses. Las dificultades con tu hijo/a han mejorado. Estas en tu hogar, dentro de seis meses.

Mira a tu alrededor. ¿Qué cosas ves? ¿Qué cosas escuchas? ¿Qué están haciendo tus hijos? ¿Qué están haciendo uds.?

Ahora imagina que viajas en la máquina del tiempo hacia el día de mañana a la mañana. Te levantas de la cama y eliges una conducta concreta en relación a tu hijo que podría colaborar con el resultado que buscas. ¿Qué conducta decides llevar a cabo?

Conclusiones

El trabajo con los valores de las figuras parentales favorece la aceptación de las situaciones problemáticas y los eventos privados dolorosos, como ser la contraposición entre lo que esperábamos que nuestros hijos sean o hagan y lo que observamos en la actualidad. Así mismo, asisten al desarrollo de acciones efectivas que aumentan las conductas esperadas de los hijos.

De este modo, la combinación del entrenamiento a padres y la terapia de aceptación y compromiso son una buena dupla para lograr hogares más armónicos guiados por los valores de cada familia.

Querés seguir leyendo sobre esta temática? Te invitamos a leer el artículo que escribió la Lic. Vanina Teti, junto a la Lic. Susana Almada de Terapia Cognitiva Canning, para Psyciencia haciendo click aquí.

 

Bibliografía:

  • Terapia de aceptación y compromiso para padres de niños con conductas disruptivas. J. Mandil. Psyciencia
  • Combinando la terapia de aceptación y compromiso con la terapia de interacción padres-hijos en un niño con graves problemas de conducta. L. Ascanio- Velasco y R. Ferro-García. Revista de psicología clínica con niños y adolescentes. 2018