Maternidad, trabajo y ansiedad

Introducción

Ser madre suele implicar dedicar una gran cantidad de tiempo, energía y recursos emocionales al cuidado de los hijos. Además, muchas madres enfrentan la carga adicional del trabajo no remunerado del cuidado del hogar, como las tareas domésticas y la organización familiar; además, de aquellas que también trabajan fuera de casa (ya sea en trabajo presencial y/o remoto). Esta carga mental puede ser abrumadora y generar estrés adicional en las mujeres.

Una rutina agotadora y poco flexible

Las madres que, por las características de su trabajo, tienen que equilibrar el cuidado de sus hijos con sus responsabilidades laborales, al igual que aquellas que su labor es el cuidado del hogar y de los hijos, y que viven en hogares donde las tareas domésticas y el cuidado y logística que implican los hijos no se encuentra equilibradamente compartido con el padre u el otro cuidador, pueden percibir que el día a día se transforma en una rutina agotadora y poco flexible.

Despertarse y despertar a los niños, hacer el desayuno y las viandas, preparar los uniformes, mochilas y cochecitos, llevar niños a guarderías, jardines y colegios. Prepararse y viajar al trabajo, lavar la ropa, ocuparse del orden y limpieza de la casa, las compras y supervisar la ayuda en casa.

Acompañar en las tareas escolares, ocuparse del aseo de los niños, de sus cumpleaños y eventos. Asistirlos y contenerlos en enfermedades, cortes de dientes, abandono de los pañales, acompañarlos en sus emociones, calmarlos en sus pesadillas… trabajo como en sus casas y, en muchas ocasiones, bajo control de la situación.

Este tipo de rutina, se encuentra altamente  relacionado con la posibilidad de padecer altos niveles de estrés y ansiedad.

 

¿Cómo influye el estrés y la ansiedad en las mujeres que trabajan, dentro y/o fuera del hogar y maternan?

El estrés que se genera a partir de la maternidad y el trabajo (tanto fuera como dentro de casa), puede tener un impacto negativo en la salud física y mental de una persona.

El estrés crónico puede causar una variedad de problemas de salud, incluyendo fatiga, ansiedad, ataques de pánico, depresión, problemas digestivos y cardiovasculares, entre otros.

El costo físico de mantener durante todo el día niveles elevados de hormonas del estrés va desde dolores de cabeza, problemas intestinales, contracturas, hasta un mayor riesgo cardíaco y una caída en las defensas del sistema inmunológico.

El costo psicológico que pueden experimentar y sin querer, naturalizar, se relaciona con estados de angustia, frustración, irritabilidad, aumento de casos de depresión, ansiedad y fatiga.

Son numerosas las evidencias para afirmar que para vivir al límite del equilibrio sólo se necesitan tres cosas: ser mujer, trabajar fuera y/o dentro de casa (trabajo remoto y/o el cuidado del hogar) y tener hijos (además de poseer pobres estrategias de manejo del estrés.).

La Carga Mental en la Crianza: Una Perspectiva de Género

La crianza de los hijos debiera de ser una responsabilidad compartida por ambos progenitores, sin embargo, con demasiada frecuencia recae una carga desproporcionada sobre las mujeres. Este fenómeno se conoce como carga mental y se refiere al peso emocional, mental y organizativo que implica la crianza y gestión del hogar.

La carga mental no solo se trata de las tareas prácticas, sino también de la anticipación y planificación constante que implica la crianza de los hijos. Las mujeres a menudo sienten la presión de estar siempre un paso adelante, anticipando las necesidades de los niños y ocupándose de cada detalle.

Esta desigualdad en la distribución de las responsabilidades parentales no solo afecta a las mujeres, sino también a los hombres y a la dinámica familiar en general. Los hombres pueden perderse la oportunidad de desarrollar una relación más cercana y significativa con sus hijos al no asumir una participación equitativa en la carga mental de la crianza.

Además, perpetuar esta brecha de género en la distribución de las responsabilidades puede transmitir a los niños estereotipos de género y reforzar roles tradicionales en la sociedad que son no sólo desequilibrados sino poco saludables.

Es fundamental que tanto hombres como mujeres tomen conciencia de esta carga mental desigual y trabajen juntos para redistribuir las responsabilidades de manera equitativa. Esto implica fomentar la comunicación abierta y honesta, establecer acuerdos claros sobre las tareas y responsabilidades, y apoyarse en la crianza de los hijos. Es fundamental corrernos de pensamientos comunes como “ella se acuerda de todo”, “no se le escapa una”, “el chat es de mamis”, “a ella le sale mejor”, etc. para notar la importancia de que la carga mental sea compartida de manera uniforme entre ambos padres, madres o cuidadores.

Al compartir la carga mental de manera equitativa, se crea un entorno más saludable y equilibrado para toda la familia, promoviendo una crianza más colaborativa y satisfactoria para todos.

 

Maternidad y estrés ¿Qué hacer para gestionar el estrés y la ansiedad?

 

    • Recordar que la mayor demanda se da cuando los niños son chicos, principalmente bebés y esto es sólo por una temporada. Los niños crecen y se volverán cada vez más independientes.

    • Disminuir la realización de actividades que no sean esenciales durante ese período. Ya habrá tiempo más adelante para hacer muchas cosas de nuevo.

    • Establecer límites claros entre la vida personal y laboral,

    • Tomarse un tiempo diario para estar sola, aunque sean 15 minutos. A veces, una mamá con niños pequeños, ni un baño logra tomarse sin interrupciones.

    • Aprender a delegar. Asignar tareas, ya sea del cuidado de los niños, de la casa, compras y trámites a familiares y personas que las puedan ayudar. Recordar no quedarnos con toda la “cargamental” sólo las mujeres, y recordar los hombres en que también es parte de sus funciones en la crianza.

    • Buscar apoyo de amigos, familiares o colegas de trabajo.

    • Aceptar que no existe la “súper” mujer, hay que dejar de lado ciertas tareas. Si algo queda sin hacer, el mundo seguirá igual.

    • Compartir las vivencias y emociones con familiares y amigos.

    • Compartir tiempo a solas con la pareja.

    • Practicar algún ejercicio que les guste regularmente.

    • Dedicar tiempo a actividades que proporcionen relajación, como, la meditación, la lectura, la música, etc.

    • Realizar alguna actividad aunque sea en forma eventual que le resulte reforzante y placentera (salir con una amiga, caminar, ir de shopping).

    • Identificar y modificar las conductas y los pensamientos que fomentan el propio estrés y la ansiedad.

    • Recordar que, además de las tareas que esperan en casa luego del trabajo, están nuestros hijos esperándonos, que nos necesitan y nos quieren.

    • El amor maternal y las expresiones de afecto, constituyen un excelente antídoto contra el estrés y la ansiedad intensificada.

¿Qué hacer si todo esto no es suficiente para sentirnos mejor?

En ciertos casos en que los síntomas sean intensos y la mamá no logre control sobre su situación, un tratamiento psicológico breve y focalizado en la temática, la acompañará en el proceso de adaptación y le brindará estrategias eficaces para manejar su estrés.

Para finalizar…

En resumen, la maternidad y el trabajo pueden generar una cantidad significativa de estrés, pero hay estrategias efectivas que se pueden utilizar para manejar el estrés y lograr un equilibrio entre las responsabilidades personales y laborales. Una de las maneras más efectivas para gestionar el estrés y la ansiedad, es hacerlo en grupo. Por ello, te invitamos a Plan Ansiedad, el programa de aprendizaje y regulación de la ansiedad que coordinan las licenciadas Vanina Teti y Cecilia Veiga, coordinadoras de The Wellness Plan, un espacio virtual de propuestas para alcanzar un mayor bienestar.