Control emocional vs. Regulación emocional
En el artículo anterior vimos qué son las emociones, cuáles son sus características. En este artículo continuaremos profundizando el funcionamiento que las emociones tienen.
Lo primero que debemos tener en claro es que no podemos controlar nuestras emociones, en el sentido de evitar sentirlas o que aparezcan, porque como ya dijimos son automáticas y son respuestas esperables y normales en muchos escenarios.
¿Qué podríamos hacer con las emociones cuando las sentimos?
Es importante validar las emociones, propias y de los demás. Es decir, comunicar que esa emoción que siente es comprensible y tiene sentido, para esa situación, para la historia propia o de la persona que la siente. Por ejemplo, si un perro me mordió, y cada vez que un perro se me acerca, es entendible por mi historia personal, que los perros me den miedo.
Es por esto, que no se trata de forzarse a sentir “buenas” emociones, sino más bien, permanecer con la emoción que sentimos de un modo amable, compasivo.
Cómo podríamos practicar ésto en el contexto de pandemia?
Notando nuestras emociones, tanto las más agradables (calma, alegría de estar en casa/volver a salir) como aquellas que nos incomodan (fastidio, enojo, tristeza, miedo, tanto sea por no poder salir como por tener la posibilidad pero no animarse a hacerlo), reparar en qué sensaciones nos provocan en el cuerpo, ganas de qué nos dan (llamar a alguien, pedir un abrazo, sonreír).
Tomar este contexto de pandemia como una oportunidad para explorar nuestras emociones, nos puede permitir conectar más con el momento presente, con nosotros mismos, nuestros afectos, con aquello que es valioso para nosotros (personas, planes, proyectos, ganas de…)
ahora….
Cómo saber si las emociones que siento se están convirtiendo en “un problema”?
Cuando la frecuencia e intensidad con que la sentimos crece y se sostiene en el tiempo.
- Cuando continuamos sintiendo una gran activación aun cuando el contexto que la ocasionó ha cambiado y ya no hay indicadores a nuestro alrededor para continuar sintiéndonos así.
- Cuando los intentos de solución/control terminan generando otros problemas
- Cuando en los intentos por evitar sentirme de determinada manera comienzo a evitar vivir ciertas experiencias o situaciones que pueden ser valiosas para mí
Si notamos alguna de estas situaciones es recomendable consultar con un especialista, podría ayudar a pensar y ver estrategias que permitan regular la intensidad y retornar a la calma, tanto con emociones que nos incomodan por exceso como por falta (excesivo enojo, ira, euforia, como desmotivación, abulia, etc.).
Si te gustarìa saber màs sobre el tema, no dejes de ver nuestro video de youtube:
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Artículo realizado en conjunto con Lic. Camila De la Vega , psicóloga que reside en la ciudad de Rosario, Santa Fé. Especialista en psicoterapia cognitiva integrativa. Trabaja desde terapias contextuales (ACT, DBT) y Lic. Vanina Teti, psicóloga que reside en Lanús, Buenos Aires. Especialista en Terapia Cognitiva y terapias contextuales.

