Habilidades Sociales: aprendiendo a relacionarnos

El desarrollo de las habilidades sociales comienza desde que nacemos, ya que desde ese momento empezamos a interactuar con otros. Con el surgimiento del lenguaje y el desarrollo motriz, el niño explora el ambiente que lo rodea, puede relacionarse mejor con los demás y comienza a aprender las habilidades sociales básicas.

Definir qué son las habilidades sociales no es tarea sencilla. Al igual que otros constructos psicológicos hay varias definiciones. Veamos algunas de ellas.

Podríamos comenzar diferenciando competencia social de habilidad social. La competencia social podría ser definida como la capacidad de ser muy efectivo en las interacciones interpersonales. Es una propiedad que emerge del uso de la conducta adecuada en la situación apropiada. Por ejemplo, sonreír es una conducta prosocial, pero sería inapropiado hacerlo cuando alguien llora delante nuestro de tristeza.

Las habilidades sociales serían todas esas conductas que nos permiten ser socialmente competentes. Son un conjunto de conductas que pueden ser aprendidas, que son importantes para mantener una relación positiva con pares y adultos, caracterizada por la eficacia y la satisfacción de ambas partes.

Las habilidades sociales son la capacidad compleja de emitir conductas que son reforzadas positiva o negativamente y de no emitir conductas que son castigadas o extinguidas (Libet y Lweinsohn 1973).

Son también la capacidad de expresar interpersonalmente sentimientos positivos y negativos sin que se de cómo resultado una pérdida de reforzamiento social (Hersen y Bellack 1977).

Asimismo, podríamos decir que son las conductas o destrezas específicas que se hacen necesarias a la hora de conocer/relacionarnos con otras personas.

Se trata de un conjunto de comportamientos adquiridos y aprendidos que hacen más fácil entendernos, ayudarnos, corregirnos mutuamente, defender nuestros derechos y respetar al mismo tiempo los derechos de los demás.

 

Aprender habilidades sociales nos ayuda a afrontar las demandas del entorno, conseguir determinados fines, obtener una sensación de bienestar en sus relaciones interpersonales, entablar relaciones satisfactorias y ser capaz de comunicarse de forma eficaz. Las habilidades sociales son un factor protector de salud mental, que se vincula con los roles que adoptamos, el desempeño académico, la regulación conductual y la autoestima.

Características de las habilidades sociales:

  • Son aprendidas;
  • Incluyen la utilización de conductas específicas;
  • Suponen la capacidad de iniciativa y de respuesta;
  • Son moderadas por el refuerzo social;
  • Interactivas;
  • Utilizadas en situaciones concretas
  • Pueden ser intervenidas.

¿Cuáles son sus componentes?

Son conductas socialmente aceptadas (respetando normas sociales y legales) que nos permiten pedir refuerzos (de los otros y de sí mismos), no impiden que el otro consiga también sus metas y requieren una gran variedad de respuestas conductuales versátiles, ya que deberán adecuarse a las capacidades y objetivos del sujeto y a las características ambientales.

Al ingresar a la escuela y estar en contacto con pares y adultos distintos de su núcleo familiar, las habilidades sociales se van perfeccionando y se aprenden otras nuevas. Los padres, hermanos, maestros y pares son cruciales para este proceso.

¿Por qué son necesarias?

Porque, aunque en ocasiones no tengamos intención de relacionarnos espontáneamente, necesitamos saber cómo hacerlo, entonces las habilidades sociales nos van a ayudar a:

  • Relacionarnos adecuadamente
  • Resolver situaciones conflictivas
  • Respetar las ideas de los demás
  • Defender nuestros derechos
  • Estar bien con los demás y ellos con nosotros

Las conductas que hacen que una niña, niño o adolescente sea habilidoso socialmente se aprenden a través de diferentes vías: Experiencia; modelado; instrucción directa; retroalimentación; refuerzo positivo; refuerzo social; identificación de habilidades, práctica. Veamos en detalle algunos de ellos:

  1. Aprendizaje por experiencia directa, es decir, por cosas que te han pasado a vos y que te han demostrado que te sirven con éxito cuando te relacionas con el resto de las personas.

 

  1. Aprendizaje por observación. Se trata de aquellas habilidades que te han llamado la atención (porque las has visto) cuando has salido con tus amigos/as, te las han enseñado en casa, en el cole, o en el instituto y por ti mismo has decidido hacer tuyas o deshacer.

 

  1. Aprendizaje verbal o instruccional. Son las habilidades que aprendes cuando te las dicen, por medio de preguntas, instrucciones, incitaciones, explicaciones o sugerencias verbales. No es un aprendizaje directo, pero si es fundamental en nuestra vida, ya que se construye en nosotros desde que somos muy pequeños, porque a quién no le han dicho eso de “esto no se hace”, “niñ@, en el salón no se juega”.

 

Habilidades sociales en el contexto de pandemia

Nos encontramos ante una situación que nos obliga a adaptar nuestras habilidades sociales a los nuevos modos de comunicarnos.

 

  • Componentes no verbales: La mirada, por ejemplo, es algo que necesitamos tener en cuenta a través de las telecomunicaciones, entrenarnos en mirar a quien está del otro lado continúa siendo un desafío por eso es importante que los niños estén acompañados por sus padres en dichas situaciones y se los pueda orientar a que lo pongan en práctica.

 

  • Habilidades de comunicación y lenguaje: Iniciar, sostener y finalizar una conversación hoy se ha traducido en enviar y recibir mensajes, invitaciones y hasta regalos de un modo diferente al que estábamos socialmente acostumbrados. Los chicos suelen tener intención de comunicarse con sus amigos o bien recibir propuestas de parte de otros niños para compartir un momento en línea. En niños pequeños estas interacciones suelen ser a través de los padres por no contar, por supuesto, con los elementos propios necesarios para llevarlas a cabo de manera autónoma, por eso es sumamente importante que también se los oriente y se les enseñe las maneras adecuadas de hacerlo para lo cual se deberán poner en juego al mismo tiempo las habilidades mentalistas y de autoafirmación: Expresar deseos al proponer una llamada o compartir un juego, ponerse en el lugar del otro cuando se les pide participar, etc. Respetar aceptando el no cuando el otro niño no puede o no quiere responder a su pedido.

¿Podemos tener dificultades en la adquisición y/o uso de las habilidades sociales? Si, es posible que una persona presente deficiencias en estas habilidades, debido a los síntomas y características propias de algunos trastornos que limitan la capacidad de aprendizaje y generalización de las habilidades sociales; otras veces se dan por falta de modelos apropiados o por no haber adquirido las habilidades pertinentes.

Cuando algo de esto ocurre, podemos aprenderlas, practicarlas y perfeccionarlas, para luego añadirlas al repertorio de respuestas adaptativas. Esto se realiza exponiéndose a un ambiente, natural (escuela, club, etc.) o preparado (talleres de habilidades sociales) que nos permite adquirirlas.

Artículo escrito en conjunto con las Lic. Lucía Pergiovanni y Lic. Luciana Roibas

Querés saber más sobre el tema?