errores en la crianza

Que todos cometemos

Nuestra disciplina se basa en el castigo y no en la enseñanza

Creemos que si estamos imponiendo disciplina, no podemos ser afectuosos

Nos olvidamos de pensar cómo decimos lo que decimos

Hablamos demasiado

Nos centramos demasiado en la conducta y no en la función de la misma

Damos órdenes en un momento emocional, reactivo y luego nos damos cuenta que hemos exagerado

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Las buenas intenciones pueden ser rápidamente sustituidas por hábitos poco efectivo

Nuestra disciplina se basa en el castigo y no en la enseñanza

Muchas veces imponemos disciplina con el piloto automático y nos centramos tanto en la corrección que esto termina siendo la meta final.

Creemos que si estamos imponiendo disciplina, no podemos ser afectuosos

Mientras impartes disiciplina a tu hijo/a, puedes estar tranquilo, mostrarte cálido y cariñoso. Es importante combinar límites claros y coherentes con empatís afectuosa.

Hablamos demasiado

Cuando los chicos se muestran reactivos y tienen dificultades para escuchar, es preferible mantenernos callados. Hablar demasiado cuando están alterados, suele ser contraproducente, ya que puede colaborar en sostener la desregulación emocional. 

Nos centramos demasiado en la conducta y no en la función de la misma

Generalmente, la conducta indeseada tiene una función, un para qué ocurre.. Si conectamos con los sentimientos de los niños y las experiencias subjetivas causantes de estas conductas, podemos colaborar en que disminuyan

Nos olvidamos de pensar en cómo decimos lo que decimos

Es tan importante lo qué decimos que cómo lo decimos. Debemos proponernos ser amables y respetuosos cada vez que nos comunicamos con nuestros hijos.

Damos órdenes en un momento emocional, reactivo y luego damos cuenta de que exageramos

Muchas veces amenazamos de manera desmedida, hablando desde nuestro lado emocional, y luego notamos que jamás cumpliriamos esa amenaza. Es fundamental ajustar la consecuencia a la consigna dada.