Ocupado es una palabra que funciona como un escudo. Le dice a los demás que esperen menos de nosotros, y además, oscurece nuestra capacidad de elección y nuestra responsabilidad sobre cómo empleamos el tiempo.
Lo malo de sentirse ocupado es la sensación de ir corriendo de una tarea a otra, sin lograr terminar nada. Si nos preocupamos por lo siguiente que tenemos que hacer, perdemos la capacidad de estar en el presente, disminuyendo el placer y el rendimiento. No basta con recortar la agenda: planifica con generosidad las transiciones del día, esos tiempos que te permitirán airear la mente.
Te dejamos algunos tips para que puedas comenzar a organizar el tiempo adecuado a cada tarea.
1.Deshacerse de las distracciones: despejar el escritorio, silenciar el teléfono y cerrar la puerta.
2.Cuando aparezca algo nuevo que requiera de tu atención, cuidado! ¿Quién dice que tengas que encargarte de eso en este mismo instante?
3. Practicá el arte del rechazo cortés pero firme; el poder del no positivo es maravillosamente liberador.
4. Armá una lista con las cosas que ahora te tengan ocupado y luego seleccioná las que te aporten una mayor sensación de logro . ¿No es hora de hacer más de estas y menos de las demás?
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